sábado, 1 de enero de 2011

Salieris del hit

Nada mejor que una noche de desvelo combinada con aburrimiento y tareas que resulte aliviador postergar para volcar algunas sensaciones vagas y fácilmente refutables en nuestro blog.

El concepto "salieri", estúpidamente representado en la buena película Amadeus, ha sido invocado repetidamente para referirse a la injusta falta de atención que reciben aquellos talentosos opacados por algún contemporáneo talento extremo. Salieri, según la fábula, era un buen compositor cuya obra pasó desapercibida por haber compartido su época con Mozart... una idea bastante tonta, por cierto, aunque nos sea útil en esta nota. Podría decirse, entonces, que Harrison ha sido un "salieri" por culpa de Lennon y McCartney. Los rockeros que convivieron con Charly García también lo han sido (y si no pregúntenle a León Gieco). En el plano futbolero ¿Quién no recuerda la frustración del "salieri" Latorre cuando Batistuta se fue a la Fiorentina en su lugar? O las horas que Crespo pasó en el banco de suplentes de la selección nacional por su contemporaneidad con el mismo Bati! Los egos en el rock han hecho sufrir a muchos "salieris". Virtuosos y carismáticos han hecho sombra sobre integrantes anónimos de bandas sumamente populares.

Pero no pretendo armar una polémica sobre las figuras del rock, que generalmente suelen resultar patéticas, sino simplemente echar un vistazo sobre algunas canciones olvidadas por culpa de otras canciones del mismo disco que han acaparado toda la atención. O, en todo caso, también me interesan discos olvidados por culpa de otros discos del mismo autor. Tomemos, entonces, el concepto "salieri" para hacer un poco de justicia y traer a la luz aquellos que merecen una apreciación más intensa, en repetidas escuchas y con certera concentración. Vale aclarar que haré este ejercicio sobre bandas que presentan un perfil claramente comercial. Bueno... basta de preámbulos!... para homenajear un poco a una enorme talento argentino que ha opacado a muchos de su tiempo... "ahí vamos!":

1) Hail to the thief, del 2003, es un disco "salieri". Si no fuera por Ok computer y KidA, el 6to registro de Radiohead tendría que estar entre los 10 primeros de todos los rankings de las mejores grabaciones de la década. ¡Nadie lo ha escuchado tanto como se merece!... ¡Agarren ya mismo sus Hail to the thief y póngalo a girar no menos de 5 veces seguidas! Suenan temazos uno atrás de otro y, como si fuera poco, el arte de tapa de Stanley Donwood representa una de las mejores de la historia del rock (no me tilden de fanático... estoy siendo muy objetivo!). Para entender porqué es tan importante este disco, basta con escuchar Punchup at a Wedding, Scatterbrain y A Wolf at the Door.



2) X&Y y A Message son dos temas de Coldplay incluidos en X&Y, del 2007, que yo colocaría en los primeros puestos de una lista de canciones del grupo. Y sin embargo, han pasado desapercibidas por culpa de las presencias pegadizas de Fix you y Speed of sound, los hits de difusión elegidos por la compañía.



3) Cuando Pearl Jam sacó No code en 1996 me pareció que la banda había dado un salto importante. Con un sonido bastante más refinado que en los anteriores discos y Eddie Vedder mucho más afianzado en el aprovechamiento de sus recursos, presentaban una lista de temas muy potentes que siempre fueron tenidos en cuenta en sus conciertos: Who you are, In my tree, Off he goes, Around the bend, entre otros, opacaron a Present tense... una canción importante.



4) Mellow Song de Blur tal vez sea el mejor tema de 13. Todo el disco quedó bajo la sombra de Tender, una gran injusticia porque en verdad el valor del giro producido por la banda se aprecia en las enormes canciones que recorren este registro de 1999.



5) Debo insistir, aunque a muchos les suene ridículo, con que How to dismantle an atomic bomb, del 2004, me parece el mejor disco editado por U2 desde Zooropa. Y dentro del más que aceptable grupo de canciones que lo componen no ha sido suficientemente difundida Miracle Drug... una visita a esos minutos sirve para poner en valor la simpleza de sus acordes superando ampliamente a un tema tan tonto como Vertigo o tan excedido de sentimentalismo pochoclero como Sometimes you can make it on your own.



6) Mutations es, sin dudas, uno de los picos más altos en la carrera musical de Beck Hansen. Pero este disco de 1998 contiene un temazo que no muchos conocen: Static. Tal vez, Beck sea un caso típico de un gran compositor de baladas que hace dinero con lo que suena en las pistas de baile.



7) Yeah yeah yeahs saltó a la fama con muy buenas canciones pegadizas como Maps, Gold lion o Turn into. Estas dos últimas comparten disco con Way out, un gran tema que merece más atención. El disco entero Show your bones, de 2006, es de alto vuelo... en parte gracias a la voz de la increíble Karen O.



8) At war with the mystics, del 2006, es uno de los mejores discos de The Flaming Lips. Por supuesto, los temas más conocidos son los menos interesantes (The yeah yeah yeah song y Mr. ambulance driver). El resto vale la pena de verdad. Un ejemplo es Vein of stars. ¡Escuchen!



9) Third, del 2008, es mi disco preferido de Portishead, aunque definitivamente no ha sido el más popular. Tal vez el público esperaba un sonido más en línea con los dos precedentes. Pero vale la pena recorrer estos temas y entender la evolución que ha hecho cada integrante de la banda de Bristol. The rip es una muy buena forma de ingresar en el clima que este disco "salieri" propone.



10) Easily, de los Red Hor Chili Peppers tuvo la mala suerte de pertenecer a Californication. El disco, editado en 1999, está habitado por una lista importante de canciones pegadizas que enterraron en el anonimato a grandes temas como éste. Con el sello peppers, sueltan una energía movilizadora sobre una base admirablemente sencilla.



Bonus tracks) Este top-ten deja afuera a muchos discos y temazos injustamente desatendidos. Pero para no ser tan crueles con ellos, acá van algunos que deberían retomarse, aunque sea sin mucha explicación: Galapogos de Smashing Pumpkins, Getaway Car de Audioslave, Fall Dog Bombs The Moon de David Bowie y Windowsill de Arcade Fire.


¿Qué otros casos fundamentales han sido olvidados? ¡Quedan invitados a completar la lista!

sábado, 25 de diciembre de 2010

La dieta rockera del reciente ex-joven (gracias Nick Hornby)

La Ley del Envejecimiento con Dignidad y Buen Gusto implica, entre otras cosas, que en lo que a música se refiere, uno va dejando atrás los rabiosos estallidos de guitarras eléctricas para ir descubriendo las sutilezas que esconden géneros sofisticados y más exigentes como el jazz, la música clásica, la bossa nova, etc. Aunque esta Ley tiene sus trangresores, como toda ley; y hoy en día no es vergonzoso seguir escuchando CIERTOS artistas de volumenes altos y baterías vehementes, más allá del cumpleaños 25. Pero hay algunos territorios musicales a los que, me da la sensación, uno no se supone que regresa. Esta última semana incluyó una nueva sesión del Club y además la Navidad, y encontré un hilo musical en común entre ambos eventos: tiene que ver con la gradual desaparición de las guitarras distorsionadas del menú musical del ex-rockero.

Sin embargo, dos de mis momentos más intensos del último Club fueron estallidos guitarreros; en el primero, Pablo B no nos reveló la identidad del grupo que estaba sonando en un loop fumón de baja intensidad y cuelgue acusticón, cuando de pronto estallaron los parlantes y el titánico riff de Iron Man pateó el tablero y nos hizo cabecear al ritmo como unos púberes sexualmente frustrados:



El otro trueno eléctrico me transportó inmediata e inesperadamente a mis seis, siete años de edad, cuando mi hermano mayor se trajo de Brasil el disco Unmasked, de Kiss. El tema de apertura, el glamorosamente rockero Is That You?", estalló con sus guitarras hifi y de pronto yo estaba en el living de la casa de Gonnet, hipnotizado y aterrorizado por esa violencia sonora traida por personajes enmascarados. Y por la famosa tapa de historieta, en la que un periodista intenta descubrir las caras de los Kiss detrás de sus máscaras, y que reforzó aún más el viaje temporal a esa época un poco boba en la que Kiss y Queen generaban insólitas rivalidades entre la juventud tan poco politizada de 1980. Yo, en cambio, discutía con mi vecino que Kiss era mucho mejor que Los Parchís, porque...no me acuerdo de mis argumentos, pero creo que la canción propone varios:



Pocos días después, la Navidad me trajo un libro que ya me había olvidado que quería (por suerte, mi chica tiene mejor memoria que yo, incluso para mis propios intereses): se trata de "31 songs", de Nick Hornby, el mismo de "Alta Fidelidad" y "About a Boy". En este caso, son 31 ensayitos inspirados por misma cantidad de canciones, sobre la musica en principio, pero siempre entremezclados de manera inseparable de la vida, las emociones, las inseguridades, etc.
Es un libro que se lee casi sin darse cuenta, por lo entretenido, no por lo insustancioso. Un pasaje en particular me parecio brillante y pertinente, con los guitarrazos recientes todavía resonando en mi cabeza. Acá Hornby dice muchas cosas que yo querría decir, mucho mejor de lo que yo podría, así que el resto de la entrada queda para él (la traducción es mía, por si los abogados de Hornby leen este humilde blog). Take it away, Nick:

Capítulo 4 - Heartbreaker - Led Zeppelin



La interpretación tradicional sobre los muchachos y su pasión por el heavy (o nu- o rap) metal consta de guitarras que sirven como sustitutos del pene, homo-eroticismo, y todo tipo de cosas que anuncian perversión, confusión y neurosis mórbidas e incurables. (...)Pero sospecho que hay una explicación musical, más que patológica, para mis tempranos escarceos con Led Zeppelin y Sabbath y Deep Purple; básicamente, que era incapaz de confiar en mi propio juicio sobre una canción. Como un adulto pretencioso pero bobo que no mira películas que no estén subtituladas, yo no escuchaba nada que no estuviera recubierto de guitarras eléctricas distorsionadas y chillonas. ¿De qué otra manera iba a saber si la música era buena? Las canciones tocadas en piano, o guitarras acústicas, por gente sin bigotes y barbas (mujeres, por ejemplo), gente que comía ensaladas en lugar de roedores...bueno, esa podría ser música mala, tratando de engañarme. Esa podía ser gente haciéndose pasar por los Beatles cuando no lo eran. ¿Cómo podría yo detectarlo, si todo era encubierto de esa manera? No, mejor evitar toda la cuestión de lo bueno y lo malo y quedarse con lo fuerte. No podías equivocarte demasiado con lo fuerte.(...)

Así que para mí, aprender a amar las canciones más tranquilas - canciones de country, de soul, de folk, baladas cantadas por mujeres e interpretadas en el piano o la viola o alguna maldita cosa del estilo, canciones con coros y con títulos como 'Carey' (porque ¿a quién que tenga un par de oídos que funcionan no le encanta Blue de Joni Mitchell?) - no consiste en crecer, sino en adquirir una confianza musical, una habilidad para juzgar por mi mismo. A veces parece que, con cada año que pasa, he ido quitando una nueva capa de guitarra ruidosa, hasta que finalmente he llegado al punto en el que puedo, espero, diferenciar una buena canción de George Jones de una mala. Las canciones así de desnudas, sin una pizca de Stratocaster, son atemorizantes: tenemos que descifrarlas solos. Y entonces, una vez que podemos hacer eso, nos volvemos tan haraganes y temerosos de nuestro propio juicio como cuando teníamos catorce. ¿Cómo saber si un CD es bueno? Buscamos una tapa en blanco y negro, evidencia de violoncellos, tal vez una participación invitada de alguien con clase, algunos títulos de canciones irónicos, un sticker con una cita sacada de una reseña en Mojo o algún diario serio, tal vez un par de referencias literarias o cinematográficas en algún lugar. Y, por supuesto, dejamos totalmente de escuchar música hecha por hombres gritones, con pantalones de cuero y pelo desprolijo. Porque ¿cómo vamos a saber si es bueno o no, cuando suena así de fuerte, en manos de gente aparantemente tan hostil a la discreta estética de la modernidad?

Yo descubrí en algún momento de estos últimos años que mi dieta musical venía baja en hidratos de carbono, y que el riff de rock es esencial para una buena nutrición - espcialmente en el auto y en giras de presentación de libros, cuando necesitás algo rápido y barato para atravesar un largo día. Nirvana, The Bends y Chemical Brothers me reabrieron el apetito, pero solo Led Zeppelin lo pudo satisfacer.(...) Lo que más me gusta de redescubrir a Led Zeppelin - y escuchar a los Chemical Brothers, y The Bends - es que ya no tienen fácil cabida en mi vida. Tanto de lo que te ocupa cuando envejecés consiste en adaptarte; tengo hijos, y vecinos, y una pareja que viviría feliz sin volver a escuchar otro riff de blues-metal o block-rockin' beat en su vida; tengo menos tiempo, menos tolerancia para la boludez, más interés en el buen gusto, más confianza en mi propio juicio. La cultura con la que me rodeo es un reflejo de mi personalidad y de las circunstancias de mi vida, y así debería ser, en parte. Al aprender a hacer esto, sin embargo, también se pierden algunas cosas, y una de las que se perdieron - junto con el gusto por, pongamos, dramas hospitalarios sobre niños enfermos, y el cine experimental - es Jimmy Page. El ruido que él hace no es ya quien soy hoy, pero todavía es un ruido que vale la pena escuchar; es también un recordatorio de que el intento de crecer inteligentemente tiene un precio."

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Vacas sagradas desecradas

En nuestra última sesión del Club, me encontré haciendo algo que me provocó una mezcla de culpa por el daño infligido y el placer liberador de decir lo que uno viene sospechando por dentro: me vi denostando a una banda altamente preciada para varios de los que estaban ahí presentes. La banda: The Smiths.


La acusación
: que tienen un sonido ordinario ("fogonero" fue mi epíteto más usado), que las melodías de Morrisey son siempre las mismas (llegué a hacer una imitación de una indistinguible melodía Morriseyana sobre alguno de los temas que sonaron, y me pareció bastante acertada), que las elecciones sobre la producción lo atan a los 80's de una manera que no envejeció bien.
Los atenuantes: que las letras de Morrisey suelen ser buenas. (Excepto "Girlfriend in a coma", que me parece de un golpebajismo efectista innecesario). ¿Otros atenuantes? Bueno, no recuerdo haber encontrado otros yo, excepto que tuve que conceder que tal vez no hubiera escuchado sus mejores temas.
Pero lo interesante no es tanto este caso en particular, sino lo que representa: un momento de rebelión ante lo irreprochable, que uno no sabe cuánto tiene de verdadera opinión y cuánto simplemente de contrera molesto, ese adolescente interior moribundo pero que cada tanto revive para despreciar a la autoridad.
Otro caso que surgió en el encuentro: Bob Dylan.



Figura reverenciada si las hay dentro de la "cultura rock" (puaj, qué sabor a Rolling Stone me queda en la boca al decir eso), entre nosotros nos confesamos que ninguno disfruta de escucharlo, de su voz nasal, de sus canciones simplonas y repetitivas. Pero eso sí, no le digan al fundador del Club, que nos echa de su creación...
Tengo un amigo que dice no obtener ningún placer de la obra de David Bowie.



Y aunque cuando sale el tema, estira nuestra amistad al punto de casi romperse, entiendo que para él debe ser extraño y atemorizante verse rodeado de elogiadores absolutos del Duque Blanco, mientras él queda como el último oyente con criterio, como si estuviera en la escena final de Los Invasores de Cuerpos.
En fin, todos tenemos nuestro totem de pies de barro, y llevamos dentro nuestro iconoclasta inconformista. Y aunque no lo usemos solamente para la música, es un lugar en el que suele expresarse con fuerza ridícula, y hasta sorprendente para nosotros mismos. Después de todo, es más fácil rebelarse en el mundo del consumo cultural que en otros aspectos más complejos...
¿A cuál consagrado le tienen bronca ustedes?

lunes, 13 de septiembre de 2010

Actividades para los días de lluvia

Siguiendo en la línea de los post tecnológicos, les dejo una simple secuencia que les permitirá finalmente compartir aquellos incunables con sus amigos... sin necesidad de prestárselos!

(yo sé de un socio al que se le puede pedir un frasco lleno de látex siliconado para experimentar)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Algunos mitos sobre la fabricación de vinilos

Encontré este sitio en inglés que toma algunos mitos sobre los vinilos, su situación actual y su fabricación, para separar la paja del trigo. En algunos casos, son mitos que solo pueden haber llegado a oídos de especialistas, pero contiene un video sobre la fabricación de vinilos y las etiquetas que puede interesar:

http://recordpressing.wordpress.com/2010/03/10/top-ten-vinyl-record-myths-2/

by Sophia Hernandez

MYTH # 10

Only old music sells on vinyl

False.
In 2009, Radiohead was the #1 selling artist on vinyl.

(Source: Soundscan 2009)

MYTH # 9

Vinyl is dead

Not even close.
Vinyl is the only physical music medium that is increasing in sales. In
2009, more than 2.5 million vinyl records were sold in the United States.
Best Buy, the third largest music retailer, now has 50 stores that carry
vinyl albums. Check out these articles on the rebirth of vinyl:

Vinyl Records and Turntables Are Gaining Sales
– New York Times

In a
digital age, vinyl’s making a comeback
– Los Angeles Times

Vinyl Gets Its Groove Back
– Time Magazine
In 2009

MYTH # 8

New vinyl manufacturing equipment is currently being manufactured

False.
There’s no doubt that pressing machinery is in high demand with the
incredible resurgence of vinyl records. However, very little new manufacturing equipment is being made today. For example, the last cutting lathes were manufactured in the 1980s, and can only be found through independent service consultants and cutting room service departments.

MYTH # 7

7″ vinyl cut at 33rpm sounds as good as 12″ vinyl cut at 33rpm

False.
It’s never a good idea to cut a 7″ at 33 rotations per minute, it generally
sounds bad. 7″ records are smaller, so naturally the grooves are more
compressed. As the grooves get closer to the center of a record the groove
width is reduced. Therefore, at the slower speed of 33rpm, distortion can be highly noticeable and cause an unattractive sound. With the circumference of 12″ records, there is more surface area to experiment with. It is more manageable to engrave the outside of the disc where there is better frequency response and minimal tracing distortion. If you have your heart set on putting out a 7″ record, remember that it is highly recommended to record at the speed of 45rpm.

MYTH # 6

7″ vinyl always comes with a big spindle hole

False.
Back in the 1950s, 7″ records were made with large spindle holes for one
main reason: it allows easier handling by jukeboxes. You can still find
them, and Record Pressing can still make them with both large and small
spindle holes.

MYTH # 5

Gold records are made of gold

False.
If this were true, I would have tried getting my hands on one a long time ago. When an artist goes “gold” or “platinum” it refers to the number of albums that were sold. Initially, trimmed and plated metal masters, mothers, or stampers were used to make the awards. Most gold and platinum records are actual vinyl records dipped in metallic paint. Sorry metal detector aficionados.

MYTH # 4

You can NOT play a lacquer master on a record player

False.
Yes you can! If you have a turntable or lathe that accommodates a 14 inch disc, the size of lacquer masters, you can play it. You can even play the mother, a metal version of the record. The only thing you cannot play on a record player is a stamper itself because these are created as the negatives meaning that the grooves are reversed.

MYTH # 3

Direct Metal Mastering (DMM) sounds better than lacquer mastering

False.
There is a difference between the two processes, but there is a consensus that lacquer mastering simply has a better, warmer sound. DMM works well with long LPs – there is better pitch control in the system (for those that have not been back-converted to lacquer as most have), which is better for longer lengths (albums etc.). There is also higher frequency response and, because of this, grooves cannot be cut as deep and there is sometimes a tin-type sound to DMM. For warmer, deeper sound and better base response, lacquer mastering is the way to go. Lacquers can also be significantly louder on EP’s or singles than DMM. Have you ever wondered where dubstep gets that explosive bass that shakes your entire body? That’s lacquer mastering at its finest.

MYTH # 2

Record labels are glued on

False.
In the vinyl manufacturing process, special paper is used and baked to remove all moisture that makes adhesion possible. There is no glue used in the manufacturing process. Instead, special PVC melted into rubber patties, called “biscuits,” are placed between two record labels in a press. A metal stamper is used to apply pressure at a very hot temperature to melt and mold the biscuit and labels together to create the vinyl record.
Check out this YouTube video to see the process:

MYTH # 1

You can cut deeper grooves in a 180 gram record than in a thinner record

False.
A record press can only produce grooves that are as deep as the cuts in the lacquer master. This depth is far shallower than any record thickness. Consequently, the thickness or thinness of the record has no impact on the depth of the grooves. Considering this, there has yet to be a record made where the two sides of the grooves meet in the middle meaning a thicker record is not necessarily advantageous. However, some artists, producers and consumers prefer the benefits of a thicker record which include reduced warp, less breakage, longer lasting quality, and that the weight of the records make them nicer to hold.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Arcade Fire - manteniendo encendida y fría la antorcha oscura

En estos días acaba de salir el 3er disco de Arcade Fire, "Suburbs". Este grupo de Montreal parió uno de los mejores discos de la década 00, "Funeral". Vi ese disco en versión vinilo en Europa, pero mis autolimitaciones presupuestarias me hicieron seguir de largo.



Si esa decisión se convertirá en un arrepentimiento se sabrá en el futuro, dependiendo de si los AF son en los 2020 los artistas más valorados e idolatrados de la música popular, por haber resucitado al vegetativo cuerpo del rock, o si el descenso en calidad que percibí en su segundo disco, "Neon bible", continúa en "Suburbs", y pronto quedarán como otra banda con el "síndrome Strokes". O sea, un debut aclamado y al que muchos apuestan varias fichitas, que terminan cayendo en el ranking cual Gato Gaudio post-Roland Garros.
Pero probablemente, si la vida me vuelve a presentar la posibilidad de llevarme una copia en lustroso vinilo de "Funeral", no la vuelva a desaprovechar. Porque, ante todo, trae esta tremenda canción que de tan buena, logró que David Bowie hiciera una de sus últimas apariciones públicas: