En estos días acaba de salir el 3er disco de Arcade Fire, "Suburbs". Este grupo de Montreal parió uno de los mejores discos de la década 00, "Funeral". Vi ese disco en versión vinilo en Europa, pero mis autolimitaciones presupuestarias me hicieron seguir de largo.
Si esa decisión se convertirá en un arrepentimiento se sabrá en el futuro, dependiendo de si los AF son en los 2020 los artistas más valorados e idolatrados de la música popular, por haber resucitado al vegetativo cuerpo del rock, o si el descenso en calidad que percibí en su segundo disco, "Neon bible", continúa en "Suburbs", y pronto quedarán como otra banda con el "síndrome Strokes". O sea, un debut aclamado y al que muchos apuestan varias fichitas, que terminan cayendo en el ranking cual Gato Gaudio post-Roland Garros.
Pero probablemente, si la vida me vuelve a presentar la posibilidad de llevarme una copia en lustroso vinilo de "Funeral", no la vuelva a desaprovechar. Porque, ante todo, trae esta tremenda canción que de tan buena, logró que David Bowie hiciera una de sus últimas apariciones públicas:
miércoles, 4 de agosto de 2010
martes, 3 de agosto de 2010
Últimos días del vinilo
Anoche me quedé colgado hasta tarde cuando por casualidad enganché en la siempre inteligente programación de I-Sat el documental Live Forever. Tiene varios años (2003) y quizá varios de ustedes ya lo hayan visto. Igual no puedo dejar de recomendarlo: por alguna razón los años del Brit Pop que retrata siempre me resultan –personalmente– emotivos y podemos decir que junto con el grunge marcan la total extinción de nuestro negro amigo.
Tan solo los dementes contrapuntos de los hermanos Gallagher, las reflexiones de arrepentimiento de Damon Albarn y la vision post de Jarvis Cocker valen la trasnochada. Bueno, en realidad, como diría un amigo mendocino, la repetición es a la hora de la siesta.
Live Forever
John Dower, 2003
i-Sat, repite el sábado 8 de agosto a las 13.30
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